"Ser segundo está bien, pero yo he venido aquí a ganar" Alberto Contador en la Vuelta a España 2012
Como ha demostrado
numerosas veces a lo largo de su carrera, Alberto no es una de esas personas
que se rinda fácilmente. Desde pequeño, nunca pudo permitirse muchos caprichos
debido a la precaria situación económica de su familia. Cuando se inició en el
ciclismo, cada uno competía con su propia bicicleta, y la de Contador pesaba
bastante más que la de sus rivales. Aun así, el pinteño nunca se rindió, y una
vez demostrada su valía sobre las dos ruedas comenzó a competir con mejor
material.
Cuando su porvenir
apuntaba muy alto, tuvo un segundo tropezón que le marcó la vida y que le ayudó
a ver esta de una forma radicalmente distinta. Cuando Alberto se enteró de que
había tenido una hemorragia cerebral y que sólo tenía dos caminos para escoger
(depender de una persona para toda su vida y no volver a montar en bicicleta u
operarse), Contador decidió operarse sin dudar. Por fortuna todo salió bien, y
el corredor pudo volver a la competición tras una lucha contra una grave
enfermedad.
Otra demostración de
“garra” la dio en la París-Niza de 2009 donde, por un descuido en la
alimentación, cedió mucho tiempo cuando era el líder de la general. Al día
siguiente Alberto hizo un ataque que muchos calificaron de “suicida” para
intentar ganar la carrera, pero no le salió bien. Sin embargo, lo intentó hasta
el final.
En el Tour de 2011, el
madrileño tenía mucha fatiga acumulada en las piernas debido a que había
participado en el Giro un mes antes. Por si la fatiga no fuera suficiente,
Contador sufrió muchas caídas que dejaron en muy mal estado sus rodillas.
Cuando el ciclista estaba lejos del líder de la general (a unos 4 minutos),
cedió tiempo en su terreno, la montaña. Al contrario de lo que la mayoría de
nosotros hubiese hecho, Alberto atacó al día siguiente a 92 kilómetros de meta
descolocando a todo el pelotón. Cuando este último neutralizó su escapada, él
volvió a atacar en el último puerto, y estuvo a punto de ganar la etapa que,
finalmente, terminó en tercera posición. Cuando un periodista le comentó que
era una pena que no hubiese ganado aquella etapa y le preguntó que cómo se
sentía al haberla perdido en los últimos kilómetros, Alberto le respondió que él
se había levantado esa mañana convencido de que todavía podía ganar el Tour, y
que la etapa no le importaba mucho, porque él había ido a ganar la carrera, no
la etapa.
A nivel deportivo, lo
más duro que le ha pasado al madrileño fue la sanción de dos años que le impuso
el TAS. El español llegó a pensar en dejar de montar en bicicleta si se le
sancionaba por su positivo, pero a pesar de su sanción, gracias al apoyo de los
miles y miles de aficionados que le mostraron su cariño, Alberto sacó las
fuerzas necesarias para poder salir a entrenar todos los días después de que se
le sancionase de una forma injusta, porque fuera de si el ciclista es culpable
o inocente, no se tenía ninguna prueba de que Contador se hubiese dopado e,
incluso, el corredor presentó una defensa que concordaba perfectamente con lo
sucedido, y que muy probablemente fuese lo que realmente pasó. Aun así, el
corredor nunca se rindió, y a su regreso a la competición, lo hizo con más
ganas que nunca.
Una vez terminada su
sanción, Contador disputó la Vuelta a España. Durante esta, se percibió
claramente que Alberto acusaba la falta de competición, y por ello no estaba ni
al 60% de su forma. Aunque probablemente esto causase mucha frustración al
ciclista, Contador atacó todos los días que hubo montaña e, incluso, en varias
de esas etapas atacó más de una vez. Finalmente, todos daban por hecho que
“Purito” ya tenía la Vuelta en el bolsillo y que la única esperanza de Contador
residía en la penúltima etapa. Sin embargo, el miércoles 5 de septiembre, en la
etapa que iba de Santander a Fuente Dé, atacó en el puerto del Collado de la
Hoz, a 50 kilómetros de meta. Lo que muchos volvieron a calificar de suicida,
empezó a cobrar sentido, y tras un esfuerzo brutal, el de Pinto logró hacerse
con la victoria sacando 5 segundos a Alejandro Valverde, y más de dos minutos y
medio a Joaquim “Purito” Rodríguez. Después de esta etapa, el mundo del deporte
se rindió a los pies de Alberto Contador, quien después de haber sido
sancionado injustamente, sacó fuerzas de donde no las había y terminó
imponiéndose en la clasificación general de la que, para muchos, ha sido la mejor Vuelta a España de la historia.

